La mayoría de la clase política son personas de bien que dedican su vida a mejorar la vida y servicios del resto de los vecinos con un sueldo que equiparado con la empresa privada, suele ser bastante más bajo, y con unas responsabilidades muy superiores a las repercutidas en el cargo. La mayoría de la clase política sacrifica su vida privada e incluso su actitud para poder ofrecer una tranquilidad y seguridad, o una imagen de la misma, sin que nadie se pare a pensar ni un segundo si realmente sufren o son realmente felices. Y claro, siempre podemos pensar “pues que lo dejen”, pero ¿acaso le exigimos al director de una funeraria que que no pueda sonreír? ¿Acaso le decimos a nuestro director financiero que no derroche su dinero? Evidentemente NO.
La siguiente excusa suele ser, “pero es que es dinero público” y realmente siento decir que no lo es. Es decir, el cargo es público, pero la remuneración viene dada por un servicio y no por tu alma. Si un concejal de movilidad de un ayuntamiento decide comprarse un coche grande con el dinero ganado en su nómina, ¿no debería estar exento de crítica? ¿no está gastando un dinero legítimo? No, a ellos les aplicamos el filtro de la coherencia. Pero en todo nos pasa, somos conservadores y no estamos a favor del aborto pero cuando mi hija se queda embarazada “por su mala cabeza” le pago un viajecito para que nadie se entere y listo. Somos progresistas y creemos en la libertad y en la defensa de la elección, pero que nadie se le ocurra tener una actitud promiscua o le colgaremos el letrero que hable de auténticas barbaridades y actitudes de las que sentirse “poco orgullosos”.
Creo que este tipo de mentalidad y de gestión de lo político nos lleva a un oscurantismo, a una frustración y a unas dobles vidas, que ni son sanas para el individuo ni mucho menos para una sociedad perforada por los gusanos de la mentira y la duda. Creo que estas personas que apuestan por no decir las cosas a la cara sólo están encendiendo un fuego con caña seca para que el humo no deje ver su mediocridad. Y creo, que mientras que sigamos apostando por una línea política de este perfil, seguiremos incentivando los cotilleos, que tanto nos duelen cuando somos el objetivo, las caretas, que muchas personas se ven obligadas a llevar y el alejamiento en definitiva de una sociedad con su clase política, necesaria, en la mayoría de los casos eficaz y siempre generosa en sus funciones.
Cuando me acerqué a trabajar con políticos, presentes o futuros, mis pasos se acercaban a otra realidad, la que en mi mente tenía como realidad futura y por la que apuesto cada día. Me acerqué a una clase política tolerante, abierta, limpia, cercana, directa, libre y sobre todo, comprometida y generosa. Una clase política que no se arrepienta de tomar la decisión de servir a los ciudadanos, una clase política que se sienta orgullosa de realizar unos servicios en beneficio de todos y todas. Y para ello, si bien hace falta que el ciudadano también se de cuenta de que en su crítica y opinión puede aportar su granito de aren, sin vilipendiar a nadie por lo que haga en su vida personal o con su dinero, siempre que sea legal y no lastime a terceros, son las propias agrupaciones, asociaciones y fundaciones políticas quienes tienen un largo camino por recorrer para motivar, generar sinergias y eliminar una mentalidad retrógrada, tópica y nada tolerante. Y ya sé que son sólo unos pocos quienes ensucian tan noble arte, y mientras que la gran masa parece apática, también existen unos pocos que desear generar esa aportación de energía, ese cambio constructivo de mentalidad, esa apuesta por una clase política formada, preparada y libre. Yo he tenido la suerte de conocer en estos últimos días a uno de esos grupos........Todas y cada una de estas personas son sólo una pincelada. Son personas capaces, valientes y constructivas que apuestan por una realidad social cargada de oportunidades, de igualdad y de esfuerzo común. Son personas que apuestan por una formación de primer nivel, pero que no se quedan en convertirse en meros teóricos, si no que caminan cada día para crear esa realidad.